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Trescientos días de sol de Ismael Grasa

BLOG TERMINADO

      Durante algo más de un año los autores de este blog recogieron aquí noticias y reseñas relacionadas con el libro de cuentos Trescientos días de sol, de Ismael Grasa.

      Con este comentario se da este proyecto por concluido. Gracias a todos los que se han asomado a estas páginas.

CON LA TERTULIA DEL HOGAR DE MAYORES DE BARBASTRO

CON LA TERTULIA DEL HOGAR DE MAYORES DE BARBASTRO

En la fotografía aparece Ana Ferrando, a la derecha, con parte del grupo de lectura del Hogar de Mayores de Barbastro. La tertulia está asesorada por José Antonio Albero, que coordina también el grupo de lectura del Colegio Pedro I. La imagen está sacada del blog de este último grupo.

Revista ÍNSULA

Revista ÍNSULA

El número de marzo de la revista Ínsula trae un extenso artículo de Fernando Valls, La narrativa española en el 2007 , en el que se hace referencia a Trescientos días de sol como uno de los libros de relatos destacados en el año.

ENTREVISTA EN AVIÓN DE PAPEL

ENTREVISTA EN AVIÓN DE PAPEL

David González Torres entrevista a Ismael Grasa en aviondepapel.

Seleccionado en PÚBLICO

Seleccionado en PÚBLICO

 Trescientos días de sol ha sido seleccionado en Público como uno de los cinco mejores libros de relatos publicados a lo largo del 2007.

EN LA FERIA DEL LIBRO ARAGONÉS DE MONZÓN

EN LA FERIA DEL LIBRO ARAGONÉS DE MONZÓN

Trescientos días de sol se presentó en la Feria del Libro de Monzón, junto con dos novedades de Xordica, París tres, de Aloma Rodríguez, y Ropa tendida, de Eva Puyó. En la imagen se ven algunos visitantes de la feria frente al puesto Xordica. Aquí Eva Puyó puso más imágenes de la Feria.

En la Università Cattolica de Milán

En la Università Cattolica de Milán

Reseña del acto organizado por el Instituto Cervantes y la Università Cattolica de Milán, donde se trató de Trescientos días de sol. En la imagen, el escritor y profesor Dante Liano, coordinador del ciclo.

En SOLODELIBROS

En SOLODELIBROS

solodelibros

A LA VENTA LA SEGUNDA EDICIÓN

A LA VENTA LA SEGUNDA EDICIÓN

Como informa Zaragózame, ya está a la venta la segunda edición de Trescientos días de sol.

 

EN LA FERIA DEL LIBRO DE ORTHEZ

EN LA FERIA DEL LIBRO DE ORTHEZ

Imagen tomada por Barreiros en la que se ve aparece la artista Pippi Tetley y, junto a Ismael Grasa, los escritores Daniel Gascón y Aloma Rodríguez, durante la feria del libro de Orthez (Francia). Se presentaba, entre otras obras, Trescientos días de sol.

En PUBLICO

En PUBLICO

Artículo en el diario Público.

En El SINDROME DE CHEJOV

Cortesías:

Miguel Ángel Muñoz comenta el premio Ojo Crítico  a Trescientos días de sol en EL SÍNDROME DE CHÉJOV

 

EN ENTRENOMADAS

EN ENTRENOMADAS

Es un hombre parco en saludos, casi huraño, nunca estoy de acuerdo con sus artículos en prensa, más bien me sorprende la bisoñez de algunas de sus opiniones, pero cuando escribe narrativa me parece espléndido. Hablo de Ismael Grasa, un magnífico escritor, a veces oscuro, otras luminoso y siempre envolvente. Y esto último es muy difícil de conseguir. Hay buenos escritores que no te enganchan y libros a los que debes obligarte a darles una segunda oportunidad para terminarlos. No ocurre esto con Ismael Grasa, más bien todo lo contrario, da pena terminar de leer sus libros.

Hace varios años le comenté que me había gustado mucho “Días en China“. Entonces les dije a mis amigos: “Este hombre tiene futuro, ya lo veréis, es muy, muy bueno y tiene un estilo personal, muy personal”. Me alegro de que el tiempo me haya dado la razón.

Ismael Grasa ha ganado el Premio “Ojo Crítico” de Narrativa 2007 por su novela “Trescientos días de sol“. Aunque no lo hubiera ganado, este post lo hubiéramos hecho igual, pero aprovechamos la noticia para alegrarnos doblemente: una por poder leer a este extraordinario escritor y otra porque se le reconozca su trabajo.

Desde este blog os recomendamos el libro. Os gustará, seguro.

(De ENTRENOMADAS)

Martín Casariego escribe en Público

De aquí para allá

 Trescientos días de sol 

            Me angustia entrar en una librería y ver la cantidad de libros que se publican. Me angustia entrar dos meses después, y ver que, salvo códigos y catedrales, han cambiado casi todos. Me angustia comprender que, en esa vorágine, se pierde la mayoría de lo que vale la pena. Me angustia angustiarme, pero qué le vamos a hacer.

 Una recomendación

Hay muchas razones para leer un libro, casi tantas como para no leerlo. Aquí van algunas: porque ya hemos leído otro de ese mismo autor, y nos ha gustado; porque es un clásico, y hay que ir llenando nuestras vergonzantes –si es que nos queda vergüenza- lagunas culturales; por intuición: algo, o todo, el título, la portada, la biografía del autor, el resumen de la contraportada, nos atrae misteriosamente; porque... Un amigo al que considero fiable –en ese aspecto- me recomendó Trescientos días de sol (Xordica, 2007), de Ismael Grasa. Cuando fui a buscarlo, ya había desaparecido de las librerías, incluidas las de semifondo. Nadie tiene la culpa, o la tenemos todos. Se publica tanto, que si las librerías no renovaran lo que venden, acabarían sepultadas por libros. Una muerte hermosa, sin duda, pero muerte, al fin y al cabo.

Un libro, si no cuenta con un fuerte lanzamiento, necesita tiempo para que alguien lo compre, lo lea, lo comente, para que funcione el boca a boca (es una buena expresión, porque es como salvarlo de una muerte cierta). Sin eso, está perdido.

Los libros son como las personas: si pudieran, comprarían tiempo.

 Jugar a los detectives

Si quieres un libro y no lo encuentras fácilmente, llega el momento de jugar a los detectives, de rastrearlo. Si es reciente, es sencillo: basta con ir a una buena librería –aún quedan en muchas ciudades- y encargarlo. Si el libro está descatalogado –se agotó y no se reeditó, o, una variante más perversa y muy común, la propia editorial lo destruyó- hay que recurrir a las librerías de viejo. Internet es muy útil para esa búsqueda.

Por fin tienes el libro en tus manos. Te ha costado un poco más de lo normal conseguirlo. Lo miras de otra manera, casi con reverencia. Lo lees, y si es el magnífico libro de Grasa, te encuentras con relatos sobre gente normal, es decir, rara. Aparentemente simples, decididamente perturbadoras. Escritos con sencillez clásica, rematados con exactitud. Piensas que el esfuerzo ha valido la pena.

 Trescientos días de sol

            Libros así merecerían disfrutar de trescientos días de sol, y no sólo de un par de meses en algunas librerías. He hablado hoy de éste, pero hay otros, de los cuales, en su mayoría, no conozco ni el título. La literatura es como la vida, como el agua: quieres cogerla, pero se escurre, y cuando te miras las manos, sólo tienes algunas gotas. Pueden servir para apagar tu sed, sí, pero la mayoría se ha escapado. Cuando pienso eso, me angustio.

Por eso preferiría no hacerlo, pero no puedo evitarlo.

Público, 7.10.2007

PREMIO OJO CRÍTICO DE NARRATIVA

PREMIO OJO CRÍTICO DE NARRATIVA

Ismael Grasa, premio "Ojo crítico" de narrativa por su obra “Trescientos días de sol”


El jurado ha elegido a Ismael Grasa por su libro de relatos "Trescientos días de sol" en el que destaca no sólo su calidad sino la descripción de temas difíciles sin caer en maniqueísmos. Por su estilo limpio, transparente, ágil y directo que atrapa al lector y le deja al mismo tiempo participar de la narración.
Los premios “Ojo Crítico” llegan este año a su XVIII edición

Este miércoles 31 de octubre de 2007 se ha fallado el premio Ojo Crítico de Narrativa que ha elegido a Ismael Grasa por su obra "Trescientos días de sol". El jurado ha estado formado por Nuria Azancot , crítica literaria de ’El Cultural’ del periódico El Mundo , la escritora Soledad Puértolas, los escritores Andrés Ibáñez y Julián Rodríguez, ambos, premio Ojo Crítico de Narrativa en anteriores ediciones, las redactoras de RNE Modesta Cruz y Ester De Lorenzo y la directora de El Ojo Crítico, Ana Roldán.

Se une así a los ya premiados en esta XVIII edición del premio; Santiago Cirugeda en artes plásticas, el Cuarteto Quiroga en música clásica, Luis Artigue en poesía y el Festival Sur en teatro.

“El Ojo Crítico” es el único espacio cultural de radio que lleva más de 24 años en antena repasando la actualidad del mundo de la creación artística con todo detalle y desde un amplio abanico de géneros, desde la entrevista o el reportaje pasando por las crónicas y los comentarios con firma personal.

“El Ojo Crítico” se emite de lunes a viernes, de 19:00 a 20:00 horas en Radio 1. Ana Roldán presenta y dirige este espacio en el que trabaja el equipo al completo del Área de Cultura de los Servicios Informativos de RNE.

ROCKDELUX

      Una década y pico después del celebrado De Madrid al cielo (1994), Ismael Grasa (Huesca, 1968) sigue en plena forma, tal y como atestigua esta docena de relatos que se suben al tiovivo del absurdo y lo cotidiano y se balancean con malévola inteligencia entre la crueldad y la sonrisa. Bodas familiares y vecinas como un cencerro, inquilinos inquietantes y excursiones escolares, viviendas de protección oficial y viajantes de comercio... Una sabrosa galería de extraños en un paraíso imposible en busca de un anclaje entre el costumbrismo irónico, la ordinaria locura y la dentellada fatal.

Juan Cervera, ROCK DE LUX

EN SOYUZ

EN SOYUZ

soyuz

En los libros editados por Xordica –ortiga en aragonés- podrás encontrar una constante y fuerte apuesta por los jóvenes autores aragoneses y una nutrida selección de atractivas portadas, entre las que se cuentan la de "Trescientos días de sol", último título del oscense Ismael Grasa, un escritor ya bien curtido y reconocido en el mundillo literario de estas tierras.

Trescientos días de sol que algunos de sus personajes, si se descuidaran, podrían pasar a la sombra, pues van tentando a la criminalidad, al delito o, simplemente, a la falta, desde cualquier circunstancia anodina de esta vida: una charla, un paseo por el bosque, una boda… ¡Ay, las bodas!

Extrañeza de lo cotidiano, rutinas incómodas, convicciones largamente mantenidas y fácilmente contrariadas. Hermanos, novios, funcionarios, seres comunes haciendo ejercicios de equilibrismo familiar, sentimental, laboral. Algunos logran mantenerse en la cuerda floja; los más, quedan colgados de un solo pie. Sin red.

Narrativa del momento, breve, directa, punzante. Doce relatos o un mal pellizco que te despierta de la modorra circundante y al que bruscamente te gustaría responder.

Algo así le ocurre al protagonista de “No me gustan los psicólogos” en el día de su boda: “Saqué la navaja y entonces me vieron. Miré la cara de miedo de mi hermano mientras sostenía el arma. Ese gesto suyo me hizo sentir bien de repente. Guardé la navaja y volví a la fiesta”. O al personaje principal de “Un robo”, en otra boda: “Sólo la iniciativa de aquel ladrón que reventaba por su cuenta puertas de coche me parecía algo real”.

La lectura de "Trescientos días de sol" propende a un resquemor escocido similar al del contacto con la ortiga. Cuidado al pasar las páginas.
x Asun No.

Antonio Jiménez Morato escribe en su blog VIVIR DEL CUENTO

FUERA DE ETIQUETAS

      Hace ya algún tiempo se comentó en este espacio el libro de Francisco Afilado Perforaciones, y al hilo de ese libro decía ya que me molesta mucho la constante referencia al realismo sucio –cuando, encima, se debería decir minimalismo- que se hace al hablar de libros como ese o este Trescientos días de sol de Ismael Grasa. Me molesta porque revela la estúpida tendencia de la intelectualidad patria a lo cómodo, a lo sencillo, a la etiqueta. Cuando yo leo estos cuentos de Ismael Grasa pienso en Carver y en Ford, sí, y en Cheever, también, pero no sólo en ellos. Pienso en Chéjov y en Mansfield, pienso en Askildsen, pienso en Camus y en muchos autores que han elegido la delgadez, un estilo fibroso, seco, contundente, antes que la retórica, para sus narraciones. Lo que sucede con todo esto es que, al final, parece que el señor Grasa es un pobre hombre que se dedica a escribir desde Zaragoza imitando a Carver. Y eso no es sólo injusto, sino erróneo. Elegir, recalar, en una estética, es muchas veces más una fatalidad que una opción personal. Si una persona es simpática no vamos diciendo por ahí que sus gracias son de la estirpe de tal humorista o de esa otra persona tan graciosa. Decimos que es una persona simpática, y punto. Pues bien, lo único que se puede afirmar sin caer en una tendenciosidad a mi juicio peligrosa es que Grasa, en este libro, evidencia una narración seca, de frase concisa y ritmo rápido. ¿Qué eso lo ha hecho otra gente antes? Pues puede ser, pero no es relevante a efectos de valorar el libro.
      Si uno repasa la trayectoria de Grasa verá que es un autor sólido, con una peripecia personal muy interesante, y que, si por algo se ha destacado desde sus inicios, es por huir de lo cómodo, del lugar común en el que muchos autores que se estrenaron al mismo tiempo que él se han instalado. Y, por encima de todo esto, Grasa es un narrador de una solidez y modernidad evidentes. Quizá por eso en las editoriales “potentes” tan sólo cuenten con sus novelas, y textos menos comerciales tengan que buscar abrigo en editoriales pequeñas y con calidad como Xordica. Grasa es un autor con el que uno, por así decirlo, juega sobre seguro, es de los escritores de verdad, esos que pueden entregar un libro más o menos sugerente, más o menos redondo, pero nunca poco trabajado.
      Cada uno de los doce cuentos del libro está cimentado en una labor metódica. Sobre todo para provocar en el lector sensaciones. En los relatos de Trescientos días de sol no importan tanto las tramas –aunque algunos de los relatos las tienen magníficas-, el dibujo del personaje –pese a que nos identificamos y sentimos las rarezas y modos de entender el mundo de cada uno de los protagonistas-, o participar de una u otra estética –es un libro que aúna la recreación de un mundo realista, que reproduce entornos identificables, plasmado con una sensibilidad y conciencia plenamente contemporáneas-. Yo creo que lo verdaderamente interesante del libro, y que lo coloca en la primera línea de la narrativa, es la voluntad de hacer vivir, de provocar sensaciones en el lector. Cuando uno va leyendo los textos va enfrentándose a unas situaciones, a unos sentimientos que interioriza con rapidez. Y eso se debe al acertado trabajo del autor. Frente a otros textos que se limitan a mencionar hechos actuales, a incorporar elementos tecnológicamente modernos, frente a una modernidad de cartón piedra, seamos claros, que uno encuentra en las gangas que editan muchos autores jóvenes, Grasa retrata, reproduce o recrea –elijan la posibilidad más acorde con su modo de entender la narrativa y la literatura en general- una forma de ser, forma de estar, en este mundo. Los personajes obsesivos, sus absurdas reacciones, los caprichoso y siniestro de sus deseos y sus actos, son plenamente actuales. Son seres tan enfermos, raros, extraños como los amigos con los que nos tomamos cañas, como los desconocidos que comparten parada de autobús con nosotros, como nosotros mismos. Leyendo Trescientos días de sol uno “ve” el mundo en el que transcurren los relatos como un reflejo idéntico al mundo en que nos movemos, esos paisajes maños son una maqueta 1:1 del mundo por el que yo paseo. Ahora caigo en que los estudios de mercado siempre se realizan en Zaragoza porque sirven como proyección ideal de lo que sucederá luego en todo el territorio nacional. Los que saben de nichos de mercado saben de esto también, y que no miento.
      Por eso me molesta tanto eso del “realismo sucio”. Yo no veo una continuación servil de una estética en los cuentos de Grasa como si se da en otros autores que me hablan de personajes escapados del Medio Oeste yanqui. Yo veo una voluntad clara de entender el mundo en el que vive, su entorno. Y no veo a nadie diciendo por ahí que nuestro mundo es “realismo sucio”. De no estar tan denostada la etiqueta del realismo habría que hablar de realismo a secas, y entonces a lo mejor no me irritaba tanto. Pero, claro, lo del realismo ya no se lleva, y menos si es el nuestro –ya saben, leo a Flaubert pero no a Galdós, y tan panchos con la tontería-, y nadie quiere tenerlo cerca.
      Yo he disfrutado, he sentido cosas, leyendo este libro de Grasa. Ya pocas veces me pasa, así que sólo puedo estarle agradecido.

Luis Alegre habla en Cultyvarte de "Trescientos días de sol"






Gracias a Eva Cosculluela.

MAS VIDEOS DE LA PRESENTACIÓN DE MADRID

Jonás Trueba nos manda vídeos de la presentación que grabó un amigo. Gracias.